Los ataques del movimiento terrorista Hamás a Israel, el secuestro de civiles judíos tomados como rehenes y una escalada de violencia en la Franja de Gaza han desatado una acción militar con pocos precedentes.
La legítima defensa y el uso de la fuerza están normados por diferentes tratados internacionales, y aunque es absolutamente cierto que es injustificable la barbarie terrorista de Hamás, la desproporción de la respuesta del estado de Israel tampoco puede contar con el respaldo de nadie en su sano juicio
La ONG Human Rights Watch (HRW) denuncia que Israel ha usado fósforo blanco en sus operaciones militares contra Gaza y Líbano. Ese explosivo -prohibido internacionalmente- provoca quemaduras insoportables y sufrimiento de por vida, advierte Lama Fakih, directora de HRW para Oriente Medio y el norte de África.
La ONU expresó el lunes su preocupación por las necesidades humanitarias en zonas palestinas mientras Israel intensificaba sus ataques sobre Gaza. El secretario general, António Guterres, advirtió sobre las muertes de civiles inocentes que se producirán.
Indicó que más de 137.000 personas en Gaza —un 6% de la población — se encuentran ahora en albergues de las Naciones Unidas y mencionó reportes de misiles israelíes lanzados contra escuelas, hospitales y apartamentos.
Josep Borrell, representante de la Unión Europea, que no ha sido nada comedido en otros conflictos bélicos, se ha pronunciado contra el bloqueo “del suministro de agua, alimentos o electricidad a la población civil de Gaza” y avisa a Israel de que algunas de sus acciones vulneran el derecho internacional.
Amnistía Internacional denuncia que el “castigo colectivo” de Israel a la población de la Franja de Gaza, enclave palestino sujeto a un “bloqueo ilegal e inhumano”, es “un crimen de guerra”.
También el papa Francisco pidió, con genuina preocupación por la población civil, la liberación de los rehenes israelíes y expresó su inquietud por el asedio a los palestinos en Gaza, “donde ha habido muchas víctimas inocentes”.
Hemos citado estas cinco posturas de diferentes entidades y líderes mundiales para llamar la atención sobre la exagerada respuesta militar de Israel contra un grupo de fanáticos que ni siquiera son un ejército.
Esta desproporción en el uso de la fuerza, lejos de terminar con el terrorismo de Hamás, podría conducir al exterminio del pueblo palestino que habita en la Franja de Gaza, lo que debiera evitarse por todos los medios.
El imperativo es que se negocie urgentemente un alto el fuego.