El ataque al Congreso Nacional el jueves pasado es la continuación de lo ocurrido el año pasado, cuando seguidores del diputado reformista por La Romana, Pedro Botello, se presentaron y de igual manera atacaron esas instalaciones.
Aquella vez, la Cámara de Diputados dispuso una investigación, pero todavía no se sabe si la hicieron y si fue así, se desconocen los resultados.
¿Apostaron al olvido? Tal proceder podría interpretarse como un acto de encubrimiento, o por omisión, de complicidad.
La gente de Botello, constituida en turba, no se conformó con vociferar, sino que se situaron al margen de la ley. Lanzaron piedras y botellas contra la sede congresual y en la vía pública, y provocaron daños al edificio. Incluso, a un ventanal de la oficina de la senadora Faride Fadul. También apedrearon vehículos de ciudadanos que circulaban en la zona.
Alteración del orden y daños a la propiedad pública, al margen de las implicaciones institucionales, como atacar la sede del Congreso Nacional, que está penado por la ley.
Estos nuevos lodos son los mismos del ayer. Como no hubo acción y mucho menos reacción, los atacantes fueron a mayores.
¿Debe tolerarse este comportamiento? De ninguna manera. Pero si los legisladores, que son los más llamados a defender la institucionalidad y la integridad de su órgano no lo hacen, ¿qué puede hacer la ciudadanía?
Si ha ocurrido una y otra vez, ¿quién impide que se repita?
Lo peor de todo es el silencio de los jefes del Congreso. No ha habido reacción, y sólo quienes valoran la trascendencia de las formas en la democracia, perciben todo esto como una señal de deterioro, de irrespeto.
¿Se lo han ganado los legisladores con su permisividad o por su conducta general en el cumplimiento de su misión?
Cualquier respuesta es posible. Mientras tanto, deploramos lo sucedido.
Por firme que pueda ser la crítica al desempeño de los legisladores, un símbolo como el edificio, expresión del primer Poder del Estado, debe ser respetado.
¿Un ataque, un atentado de esta naturaleza se quedará de nuevo sin sanción?
