Es probable que todavía una parte importante de los dominicanos no tenga una idea clara del valor de las relaciones entre Haití y República Dominicana, y especialmente de la importancia de que los vínculos se profundicen.
El “Estudio económico del mercado fronterizo domínico-haitiano, 2014-2018”, divulgado el 26 de abril pasado, realizado por el Banco Central, con la colaboración de la Dirección General de Aduanas, la Oficina Nacional de Estadística y ProDominicana es un documento que ayuda a entender por qué debemos mirar a Haití desde una perspectiva sensata.

Se trata de un trabajo riguroso, según los parámetros del Sexto Manual de Balanza de Pagos y Posición de Inversión Internacional del Fondo Monetario Internacional, mediante levantamientos de información realizados por expertos del Banco Central en 19 mercados binacionales, desde Dajabón, en el norte, hasta Pedernales, en el sur.

Las informaciones que arroja son más que oportunas, porque hasta ahora había demasiadas versiones orales sobre los intercambios en la línea fronteriza o en el comercio formal desde los principales centros económicos de ambos países, en una y otra dirección.

El estudio revela que el intercambio comercial informal fronterizo entre las dos naciones ascendió a US$429.6 millones en 2017. US$331.5 millones en exportaciones, equivalente a 7.5 % del total de exportaciones durante ese año; y US$98.1 millones a importaciones. Para los años 2018 y 2019, las exportaciones informales hacia Haití ascendieron a US$357.2 millones y US$345.9 millones, respectivamente.

Los intercambios entre los dos vecinos son tan diversos como diversa es la matriz productiva de las dos naciones, y según las posibilidades de cada lado, se puede desarrollar un fuerte mercado binacional. Productos agrícolas, pecuarios, agroindustriales e industriales en general.

Esto habla de que estamos ante un robusto intercambio que puede mejorar para beneficio de los dos países. Para eso hay que insistir en la cultura de la convivencia, en el fortalecimiento de las relaciones y apuntalar los asuntos de conveniencia recíproca.

Para que todo esto sea mejor, sería de mucho valor que los haitianos fortalecieran la gobernanza y sus instituciones, fundamentales para el despegue de sus actividades productivas.

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