Hay una buena nueva. En los próximos meses se reactivará el radar meteorológico de Punta Cana, el único con que contaba el país y fuera de servicio desde hace varios años.
Aunque no se conocen mayores detalles, solo el anuncio del subdirector de la Oficina Nacional de Meteorología, Miguel Campusano, que adelantó que el radar será operado por el Instituto de Aviación Civil (Idac), ya es motivo de regocijo.
Se empezaría a salvar así una inexplicable carencia: República Dominicana no cuenta con sistemas de radar para dar seguimiento a los fenómenos atmosféricos, como tampoco estaciones automáticas suficientes.
Consultado Jean Suriel, nuestro experto meteorológico, advierte que son cinco los radares Doppler que se necesitan para una cobertura real de todo el territorio.
Estos estarían en Punta Cana, Santo Domingo, Santiago, Montecristi y Barahona. Preferiblemente un sexto móvil, para Constanza y la Cordillera Central, para captar los fenómenos que se generan en las alturas.
Incluso, Suriel sugiere que si la ausencia de radares es por economía de recursos, con tres (Punta Cana, Santo Domingo y Santiago) se podría cubrir aproximadamente el 80 % del territorio dominicano.
Lo que sorprende e intriga a la vez, es que el costo aproximado de un radar Doppler es de US$1.6 millones, por lo que con solo US$8 millones el país podría ponerse a la altura, por ejemplo, de Cuba, que tiene seis; o Jamaica, que tiene los suyos, lo mismo que Puerto Rico y muchas de las Antillas Menores.
Con tantas inversiones que a diario se anuncian, resulta inconcebible que no se destine millón y medio de dólares para comprar un radar, una herramienta de fundamental importancia; o también 8 millones de dólares, para tener cinco.
“La instalación de estos radares es una deuda del Estado, porque debimos tener hace tiempo un sistema de radares”, fue la respuesta de Jean Suriel a nuestra inquietud por lo inadmisible de que no haya dinero para adquirir aunque sea uno solo.
Y eso pese a que República Dominicana está situada en una zona vulnerable, por los huracanes y porque en el Trópico llueve cualquier día y hay peligros de inundaciones.