Educación pública, ¿de mal en peor?
Educación pública, ¿de mal en peor?
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Mucho encomio ha recibido la presentación de una hoja de ruta del Ministerio de Educación para potenciar el sistema preuniversitario, en particular la inclusión de la asignatura Moral y cívica a partir del próximo período lectivo 2025-2026.

La intención manifestada es, con base en cinco ejes que tienen a los estudiantes como prioridad, más el acompañamiento de docentes, familias y la sociedad, lograr metas abarcan la formación, la ampliación de la educación inicial y superar la falta de aulas.

Aplaudimos esta loable iniciativa, más cuando se dice que los ejes mencionados se alinean con el Pacto Educativo Nacional, pero aquí precisamente nos preguntamos si hay un nuevo pacto y en qué medida puede contradecir a los vigentes.

Está el relativamente reciente Pacto por la Educación, el Plan Educación Horizonte 2034 de la gestión de Ángel Hernández y el Plan Nacional por la Reforma Educativa 2014-2030. Inclusive, en agosto pasado, durante la asunción para su segundo mandato, el presidente Abinader llamó a un Pacto por la Calidad de la Educación, pidió que se involucraran en él todas las fuerzas vivas de la nación y encargó su ejecución al Consejo Económico y Social (CES).

Cuando el mandatario hizo este anuncio el CES revelaba su informe del monitoreo al pacto del 2014, mientras el Colectivo Pacto Educativo, que agrupa a 32 entidades, pedía que se respetara y continuara de manera “creativa” ese acuerdo.

“Se reitera este llamado ante la noticia de que el Gobierno estaría convocando a un ‘pacto por la calidad de la educación’”, refiere un documento del colectivo. Son inquietudes válidas, tanto como la pregunta de los niveles de consenso logrados para definir esta hoja de ruta, o si en realidad es un aporte del nuevo ministro y su equipo.

Lo que habría que evitar, y de ahí nuestra inquietud, es repetir el error de que con cada ministro aparezca un nuevo pacto, si nos atenemos a que el Plan Decenal Horizonte 2034 fue presentado hace apenas cinco meses, diseñado con amplia participación social y con una ambiciosa hoja de ruta para reformar el sistema educativo en los próximos diez años.

De por medio está la educación de nivel preuniversitario, que para cualquier cambio necesita de una reflexión sistemática y profunda, además del cuidado que amerita cada nuevo comienzo si se pretende garantizar la continuidad de los logros alcanzados.

Posted in Editorial, Opiniones

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