Perspectivas y RD

El informe “Perspectivas Económicas-Las Américas: Frustradas por la incertidumbre”, señala que el crecimiento de la economía de Latinoamérica y el Caribe pasará del 1% alcanzado en 2018 a un 0.2% este año.

Nos aproximamos al fin de año, en medio de un panorama global de bajo crecimiento económico, muy marcado en América Latina, según el último informe del Fondo Monetario Internacional (FMI), sugerente de que la región apenas tendrá un leve crecimiento del 0.2 %, a consecuencia de múltiples factores como los bajos precios de las materias primas, los capitales volátiles y la desaceleración aguzada por el pulso entre las dos principales economías.
El informe “Perspectivas Económicas-Las Américas: Frustradas por la incertidumbre”, señala que el crecimiento de la economía de Latinoamérica y el Caribe pasará del 1% alcanzado en 2018 a un 0.2% este año.

Para superar los problemas el FMI recomienda recurrir a fuentes internas de crecimiento para acelerar la recuperación, lo que depende de un repunte del consumo y la inversión privados apoyados por una recuperación de la confianza de las empresas y los consumidores.

En ese lúgubre panorama, el FMI cita a Bolivia, ahora en medio de una crisis postelectoral, como “uno de los países que mejor ha resistido el descenso económico. Igual senda favorable siguió Colombia y Chile hasta la grave confrontación social en desarrollo que no se sabe cómo terminará.

Grandes problemas se arrastran en Argentina, que supera tranquilamente su proceso electoral, en medio de una inflación del 57%, con una caída real del PIB del 3.1%. Brasil tendrá un “tímido crecimiento de 0.9% por una “débil demanda agregada” y baja productividad, factores que se suman a una deuda pública que ha llegado casi al 90% del PIB. Para México igual se proyecta un débil crecimiento de 0.4%.

En el Caribe la economía dominicana continuará su crecimiento de 5% como habían previsto las autoridades, pese al denominado “ciclo electoral” que “ha debilitado las perspectivas de crecimiento”, y naturalmente, los siempre amenazantes factores externos.

La economía dominicana no está al margen de los problemas globales y regionales, pero mantiene su fortaleza, que puede verse zarandeada por imponderables vinculados a la inteligencia emocional con que se manejen las autoridades políticas desde ahora hasta el 2020.

Es una grave responsabilidad que no debe ser echada por la borda por los instintivos intereses políticos.

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