La Organización de las Naciones Unidas (ONU) es el concierto de los países que de común acuerdo entendieron la importancia de preservar la paz en el mundo y crear los instrumentos para lograrlo, después de la segunda guerra mundial, en 1945. Con ella nacieron progresivamente normas y acuerdos que han dado lugar a agencias y programas en todos los ámbitos de la vida.

En ese espíritu, la ONU asumió cuatro grandes objetivos: Mantener la paz y la seguridad internacionales; fomentar las relaciones de amistad entre las naciones; cooperar en la solución de problemas internacionales, promover el respeto de los derechos humanos y servir de centro que armonice los esfuerzos de las naciones.

El Consejo de Seguridad de la ONU surge precisamente como brazo ejecutivo en pro del mantenimiento de la paz y su función está prevista en el artículo 24 de la Carta de las Naciones, que le otorga el mandato de actuar en nombre de todos los miembros, con el fin de “asegurar acción rápida y eficaz” en relación con el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales, según los Propósitos y Principios de las Naciones Unidas.

El Consejo de Seguridad está formado por cinco miembros permanentes: China, los Estados Unidos, Francia, Rusia y el Reino Unido; y diez miembros no permanentes, que se renuevan cada dos años. De acuerdo a una resolución de la Asamblea General del año 1963, las diez plazas no permanentes se distribuyen regionalmente: cinco para los Estados de África y Asia; una para Europa Oriental; dos entre los Estados de América Latina y el Caribe; y otras dos entre los Estados de Europa Occidental y otros Estados.

En junio pasado, la República Dominicana tuvo el privilegio de ser escogida para formar parte de ese Consejo de Seguridad, en representación del Grupo de América Latina y el Caribe
Hay quienes creen que desde el Consejo el país jugará un papel singular. Simplemente, llega a un escenario donde están los grandes, y ese hecho, le agrega visibilidad, pero su participación no pasará de ser la de un miembro más “no permanente”.

La República ha asumido el compromiso. Pretender que podría jugar “roles extraordinarios” es una tontería.

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