Ayer el presidente Luis Abinader declaró ayer que el Partido Revolucionario Moderno (PRM) respaldará la designación de una Junta Central Electoral (JCE) no partidista.
Más temprano, José Ignacio Paliza, secretario administrativo de la Presidencia y presidente del PRM garantizó que quienes dirijan la organizadora de las elecciones “no tendrán militancia partidista y deberán tener independencia plena para la toma de decisiones”. Y fue más allá. Dijo: “El pueblo dominicano necesita, y así lo reclama, que la JCE, la Justicia y la Cámara de Cuentas deben estar al margen de la actividad partidaria y en eso estamos precisamente enfocados en estos procesos”.

Hay que subrayar en favor del presidente de la República y del presidente del PRM que hace mucho que en el discurso del poder no se escuchaba un mensaje tan claro y contundente sobre temas sensibles.

En el pasado había un secretismo en materias como esa y adicionalmente, se procedía con marrullerías. O simplemente, si una determinada fuerza política contaba con mayoría absoluta en el Senado, que es el órgano facultado para escoger a los miembros de la JCE y de la Cámara de Cuentas, se alzaba con esas instituciones.

Con sus declaraciones, Abinader y Paliza han interpretado el momento que vive la República Dominicana. Aunque se duerma a veces, hay un sentir, y una tendencia en la sociedad, a dejarse oír, a expresar sus pareceres sobre asuntos importantes que atañen a todos.

El presidente Abinader empezó ayer un periplo con el liderazgo político. Ese hecho manda el mensaje de que el gobierno prefiere tomar las medidas con la participación de todos, de manera dialogada.

Parece claro que también el criterio del reparto queda en el pasado. Ese proceder dejó malas experiencias y la sociedad tampoco lo aprueba. Se requieren personas que al momento de su elección tengan un historial de compromiso con la sociedad, y si fuese posible, con un ecosistema cívico que propicie procesos electorales confiables para todos.

Ya algunas organizaciones de la sociedad civil han declarado su ánimo de que el Senado obre en función del sentimiento predominante: la selección de personas sin compromisos políticos partidarios, capaces, en condición de producir decisiones equilibradas y transparentes que contribuyan al fortalecimiento del sistema electoral dominicano.

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