Un nuevo equipo empieza desde hoy a dirigir la Junta Central Electoral (JCE). Pero desde antes de que el Senado de la República lo designara, el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) adelantó su rechazo, mediante descalificaciones, incluso, acusaciones graves, contra quien se preveía como potencial presidente.
El PLD ve en Román Jáquez a un enemigo. Lo repudia. Lo que se sabe es que ese ciudadano resistió las embestidas del poder durante el pasado gobierno, cuando ejercía sus facultades como presidente del Tribunal Superior Electoral (TSE).

Cuando ese tribunal emitió una sentencia que contrariaba los propósitos del oficialismo, varios ministros desataron presiones directas en su contra. Llegaron al extremo de retirarle la escolta, la seguridad personal, en un acto de fuerza, en la vía pública. Y fue sometido a vigilancia permanente por los organismos de la seguridad del Estado.

El terror oficial fue una patente realidad, y el pobre magistrado no tuvo más alternativa que encerrarse en los límites de su domicilio y los espacios del TSE. Pero él, si bien soportó en silencio, tuvo la valentía de documentar su sufrimiento con más de una personalidad pública. Y eso tenían que saberlo quienes detentaban el poder.

Ahora, cuando otras fuerzas políticas controlan el Senado de la República, con predominio del partido de gobierno, y fueron escogidos ciudadanos probos para dirigir la JCE, se pretende descalificarla, desde antes de tomar posesión.

El argumento más repetido por el PLD es que se trata de una decisión unilateral porque no fue producto del consenso. Pero sus calidades para hacer semejante acusación son trituradas por la historia más reciente. El ejemplo más significante fue la elección del presidente de la JCE saliente, que fue trasladado de la Suprema Corte de Justicia (SCJ) para nombrarlo en la Junta, sin siquiera llenar el ritual de rigor. Algo similar a lo que hicieron con el actual presidente de la SCJ, que renunció de un cargo en el gobierno y a su militancia en el PLD para dirigir el más alto tribunal del país.

El PLD, que actuó a su mejor acomodo, lo que debe es respetar la institucionalidad, a las nuevas autoridades de la JCE y someterse a las reglas de juego.

Esa es la democracia.

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