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En 1511, a pesar de la tenaz lucha del humanista Fray Antón de Montesinos -mítico religioso por su histórico Sermón de Adviento-, los pobres aborígenes (indios) fueron extinguidos. Los desaparecieron del Mapamundi.

Por algunos países, como Bolivia y Brasil, quedan algunos vestigios de indios que fueron, además de explotados y asesinados, engañados con falsas promesas.

En esta media isla el ejemplo más patético lo tenemos en Caonabo, la representación india por excelencia y quien está considerado como el primer libertador de América.

Caonabo, al creer que lo que le ofrecían como “regalo” eran pequeñas porciones de oro (la trampa se la puso Alonso de Ojeda), extendió sus manos, las cuales recibieron unos grilletes y fue esclavizado para siempre por los españoles hasta que murió de hambre. ¿Lo recuerdan?

Ahora, unos 527 años después de aquel engaño, un individuo llamado Ramfis Domínguez Trujillo, nieto del sanguinario dictador Rafael Leonidas Trujillo Molina, -quien gobernó con manos duras este país por 31 años-, se ha trazado el gran propósito que consiste en reeditar la nefasta historia.

Su meta es ofrecerle al pueblo dominicano -en esta moderna época donde ya no queda ni un solo indio- una “gran propuesta” a cambio de que le dé la oportunidad de convertirse en Presidente de la República. ¡Pero qué señor más farsante!

Se pinta como un “angelito mandado del cielo” para resolver los problemas que abaten a la nación dominicana.

Lean esta preciosura de este bergante: “Yo no vengo a ponerme las botas de mi abuelo, y lo digo parafraseando el discurso de Joaquín Balaguer. Yo no soy responsable de los vicios del gobierno de mi abuelo porque yo no había nacido, por tanto, no se me puede juzgar por esos hechos”.

No quiero que a los dominicanos se nos siga calificando como “olvidadizos”. Porque este pueblo nunca va a olvidar los desafueros, asesinatos, los miles de torturados y deportados que produjo la sangrienta tiranía trujillista.

Que alguien me responda, con claridad, esta pregunta: ¿Qué programa, que sirva al bienestar de la sociedad dominicana, puede ejecutar este improvisado político del nuevo trujillismo? Este cara dura tiene sed de venganza. ¡Mucho cuidado!

Nicolás Gabriel Trujillo, bisnieto del tirano, en una carta pública desnuda de pies a cabeza a Ramfis Domínguez Trujillo, a quien, aunque es un candidato natimuerto, se le deben cortar las alas.

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