Los partidos pequeños son los que suelen tener menos problemas internos, porque usualmente se manejan con el esquema de un liderazgo unipersonal o un grupo de dirección reducido. Son pocos los que mandan y pocos los miembros. Además, no hay muchos motivos para pelear. No los tienen en la oposición y mucho menos en momentos en que logran alcanzar una cuota de poder. Cuando una de esas organizaciones llega al gobierno mediante una alianza electoral con una de las grandes, normalmente se le asigna una dependencia, en la que cabe una parte importante de su militancia. En consecuencia, en esos grupos políticos normalmente reina la armonía, aunque siempre hay excepciones que confirman la regla.

PRD y PRSC

Actualmente, los conflictos internos afectan a dos partidos pequeños del sistema, que anteriormente eran grandes. Realmente, no es nada nuevo para ellos, ya que ambos tienen experiencia en sufrir luchas internas e incluso divisiones. Se trata del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) y el Reformista Social Cristiano (PRSC), archirrivales en varios procesos que en el 2006 tuvieron una especie de reconciliación al lograr concretizar, para las elecciones legislativas y municipales de ese año, un acuerdo electoral, cuyos promotores quisieron denominar “Gran Alianza Nacional”, pero que ya se conocía hacía tiempo en el pueblo como la Alianza Rosada, por la mezcla del rojo y el blanco. Los resultados fueron fallidos, porque la distribución de candidaturas agudizó las diferencias que ya sufrían en su seno ambos partidos. En ese momento a alguien se le ocurrió decir, a modo de burla, que el acuerdo se podía comparar con la situación de dos borrachos que se están cayendo, y se abrazan, sin que se sepa quién sostiene a quien. Poco se pueden ayudar entre ellos. En la práctica, el asunto no fue tan distinto.

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