Como partido político, el reto mayor, electoralmente hablando, lo tiene Fuerza del Pueblo (FP) por ser la organización más joven del sistema. No es que sea un partido nuevo, porque tiene la plataforma de un partido viejo, el PTD; la dirigencia de otro viejo, que es el PLD, y la guía de un líder que ya ha sido presidente de la República tres veces. Pero es el partido que aparentemente ya ha roto el predominio de dos fuerzas que se ha mantenido durante más de 20 años.

Logros en el 21 y el 22

La FP viene de una pobre participación en sus primeras elecciones, las del 2020. Pero a partir de ahí, ha cosechado éxitos, algunos reales, otros mediáticos, y muchos otros con ambas características.

Ser declarado partido mayoritario, pese a cuestionamientos legales y precedentes contrarios, fue un triunfo, igual que obtener la segunda mayoría en el Senado, para lograr un puesto en el Consejo Nacional de la Magistratura.

En adición a eso, las constantes mudanzas de dirigentes de distintos niveles del PLD a FP han tenido un triple efecto: afectan a los morados, fortalecen al partido leonelista y ayudan a crear una percepción de que la entidad que preside Fernández está mejor “ranqueada” para fines electorales que “el viejo partido”.

Perspectivas para el 23

Entrado el 2023, año preelectoral, la FP tiene el reto de fortalecerse como partido ya que aun con todo el éxodo de los peledeístas, todavía luce como la organización más débil de las tres principales, en términos de estructura. El peso de Leonel y su fuerte liderazgo le ayuda, pero también lo opaca.

De hecho, las elecciones municipales que se realizarán en 13 meses representan un gran desafío para un partido que todavía no se caracteriza por su fortaleza en términos de liderazgos locales.

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