Dios habla cosas de ti cuando estás apagado, desarmado buscando su presencia. Te habla para renovar tu esperanza, para que protagonices tu propósito y te sacudas, ardiendo hasta ver sus promesas suceder; luego Dios te manifiesta su compañía, te da visiones, señales precisas ya sean pequeñas o imperceptibles para otros, así tu fe de lo que Dios hará contigo crece… En su presencia hay plenitud de gozo, delicias a su diestra, porque en un mundo que nos quiere callados, su unción nos hace hablar sabiduría, cantar fe y revelar futuro, en su presencia hay osadía, para cruzar los límites de una sociedad de prepotentes e injustos… En su presencia hay luz, para escoger escalar en vez de encajar y ser pasivos. En su presencia hay amor, suficiente para arder en un mundo frío e indiferente.