Fotosensibilizante o fotosensibilizador, y no fotosensible, son los adjetivos adecuados para aludir a los productos que pueden tener consecuencias negativas sobre la piel del paciente que los usa si este se expone a la radiación solar.

Cada vez es más habitual encontrar frases como «Los productos fotosensibles son aquellos cuya administración puede provocar que la piel del paciente reaccione de forma anormal a la exposición solar», «Tras una quemadura, es recomendable acudir a la consulta del dermatólogo si estamos tomando fármacos fotosensibles» o «Los pacientes que tomen medicamentos fotosensibles deben evitar la exposición directa al sol para evitar quemaduras».

El término fotosensible está formado a partir del elemento compositivo foto-, que viene del griego ‘luz’, y el adjetivo sensible, que, dicho de una cosa, significa ‘que reacciona a la acción de ciertos agentes’. Los productos fotosensibles, por tanto, son aquellos que deben conservarse protegidos de la luz para evitar que se alteren sus propiedades y pierdan efecto.

Sin embargo, si lo que queremos decir es que un producto hace sensible a la luz al que lo toma, lo correcto es decir que es fotosensibilizante o fotosensibilizador, tal y como recoge el Diccionario de términos médicos de la Real Academia Nacional de Medicina de España.

Así, en los ejemplos anteriores lo adecuado habría sido escribir «Los productos fotosensibilizantes son aquellos cuya administración puede provocar que la piel del paciente reaccione de forma anormal a la exposición solar», «Tras una quemadura, es recomendable acudir a la consulta del dermatólogo si estamos tomando fármacos fotosensibilizadores» y «Los pacientes que tomen medicamentos fotosensibilizantes deben evitar la exposición directa al sol para evitar quemaduras».

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