Y bien, viejo Cristóbal… ¡Qué mala pata, venir al mar Caribe con su pandilla de depredadores! Grave error, encontrar un lugar para que nacieran los imperios de azúcar y banana y las vetas de oro y plata. ¿Por qué vino a estas cálidas aguas para que después aletearan submarinos, portaviones, fragatas y cohetes capaces de herir en su ombligo a la propia galaxia? ¡Qué gran yerro, poner estas tierras en el mapa para que parieran malos gobiernos y dictaduras, esperanzas fallidas y monedas falsas! ¿Por qué no se hizo el de la vista gorda ante esta cosa que hoy se llama isla Santo Domingo?… (Reflexión cafetaria en el parque que debería llamarse Anacaona).

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