¡Me gustaría estar presente cuando se juntan en familia esos dos Castaños Guzmán, hermanitos de padre y madre: Servio Tulio, presidente de FINJUS, que aboga por las más caras demandas de la sociedad civil (por ejemplo, que dejen sus cargos 97 funcionarios públicos que estén en campaña electoral sin tomar licencia), y Julio César, ¡presidente de la Junta Central Electoral (que no le hace el mínimo caso a esa ni a ninguna de otra demanda)! ¿Se cortan los ojos? ¿No se hablan? ¿Se dicen hasta del mal que van a morir? Y si no fuera así, ¿será porque Julio Cesar habrá explicado convincentemente en familia su sospechosa conducta?

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