Él estaba lo más quitado de bullas, tranquilito, cuando de pronto, en cosa de una semana, les entra a dos manos al canciller (“no hace vida política y no me interesa verlo”) y a otros funcionarios; recibe una visita sorpresa de Luis Abinader (no se sabe de lo que hablaron); ataca los aumentos de precios (“que la gente mejor compre en las guagüitas”); declara que sigue siendo amigo de Danilo Medina (“eso sí, él allá y yo acá”); pide al PRM apoyar la reelección de Abinader (“yo no voy, porque ya tengo 80 años”)… En fin, creo que se necesita un médico que lo examine, porque parece que al guapo de Gurabo lo picó un guabá.
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