Madre solo hay una y, como la mía, la tuya, la suya y cada una de las conocidas y por conocer, ninguna. Y sus enseñanzas son extraordinariamente trascendentes. Porque nos enseñan a apreciar un trabajo bien hecho: “Si se van a matar, háganlo afuera, porque ¡acabo de terminar de limpiar!”. Porque nos enseñan religión: “Mejor reza para que esta mancha salga de la alfombra”. Porque nos enseñan a aceptar la lógica: “Haces lo que yo te diga porque yo lo digo, ¡y punto!”. Porque nos enseñan el valor de la ironía: “Sigue llorando y yo te voy a dar una razón verdadera para llorar”. Porque nos enseñan a ahorrar: “¡Guarda las lágrimas para cuando yo muera!”.

Posted in Fogaraté

Más de opiniones

Más leídas de opiniones

Las Más leídas