Me llega un gran recuerdo: Cuando en uno de los juegos finales del Mundial de Futbol de 1970, en la ciudad de México (en el que Haití representó al Caribe), aquel hombre de la escuadra brasileña enfrentaba al equipo contrario, y de pronto se volteó con el balón y, desde la media cancha (¡53 metros de distancia!), dio una patada tan sorpresiva, fuerte y precisa que el portero contrario no tuvo tiempo de evitar el gol que dejó a 30 mil personas boquiabiertas. Ese, el más grande futbolista de la historia, Edson Arantes do Nascimento, “Pelé”, murió en su país, y el mundo le rinde, en duelo, un merecido homenaje.

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