Lenis García Guzmán
Especial para elCaribe
A propósito del proyecto de Ley Orgánica de Libertad de Expresión y Medios Audiovisuales, sometido por el Poder Ejecutivo ante el Senado el pasado 23 de abril. Les comparto el texto íntegro del artículo que escribí en noviembre del 2018, en respuesta a una solicitud de colaboración que me hiciera el amigo Ruddy de los Santos para la revista Gala. Para entonces, cuando me refería a la posibilidad de regular las plataformas digitales, no era tema de interés, mis colegas me observaban con cierto asombro, y ponían en dudas que siquiera llegase a ser tema de preocupación a futuro, quizás y sin quizás, solo orientados por los aspectos positivos y bondadosos que sin lugar a dudas nos brindan los medios digitales. Sin embargo, casi una década después y ante su descomunal desarrollo y alcance global, hoy, la realidad choca de frente y es un tema que ocupa y preocupa.
¿Deben ser reguladas las redes sociales?
El auge del uso negativo de las redes sociales ha disparado las alarmas en torno a la posibilidad y necesidad de que sean reguladas. No obstante, en la mayoría de los 195 Estados soberanos reconocidos del mundo, aún no existen regulaciones formales para establecer criterios de usos sobre las redes sociales, muy a pesar de que cada día estos medios interactivos adquieren mayor relevancia en la vida cotidiana de las personas. Lo que sí podemos testificar es que con su auge igualmente se intensifica el debate global en torno a su regulación, proceso del cual se van afianzando importantes precedentes.
En las dos últimas décadas del siglo XX y durante el desarrollo del siglo XXI surgieron herramientas de comunicación que nos impactaron a tal punto que transformaron el mundo. El mundo virtual solapó al mundo simbólico en que habitábamos, pero lo más trascendental fue la transformación que generó en los seres humanos, su forma de actuar y de pensar fue prácticamente modificada con la aparición de estas herramientas. Por eso puedo decir y así lo aseveran muchos autores, que la llegada del internet ha representado la mayor conquista de la libertad. Hoy, cualquier ciudadano, es un ente noticioso, puede expresar libremente sus ideas y opiniones de forma masiva, sin costo alguno e incluso puede convertirse en “celebridad” o “influencer” superando la audiencia de destacados y experimentados comunicadores de los medios de comunicación tradicionales.
Tampoco podemos ignorar la revolución que las redes sociales han provocado en los medios de comunicación tradicionales, al punto de que para estos mantener su vigencia deben reproducir sus contenidos en los medios digitales. Esto sin indicar la gran cantidad de medios escritos que han dejado de ser impresos diariamente para circular exclusivamente en formato digital.
La falta de regulación y bajo costo de las redes sociales coloca a los medios tradicionales en un estado de desventaja y además permite el auge de una competencia desleal entre ambos medios.
Las redes sociales se caracterizan por el uso de plataformas digitales de comunicación en línea (Internet) visibles en tiempo real, cuyo contenido es creado por los propios usuarios con tecnologías informáticas que facilitan la publicación, intercambio de información, datos, imágenes, audio, video e inclusive apoyadas en el internet facilitan transacciones financieras. Dentro de las plataformas más populares se destacan: Facebook, Twitter, Instagram, YouTube y Wikipedia.
En cuanto a su contenido, se ha detectado una dinamización de la aplicación de fakes news y también se alerta sobre su uso para fines terroristas, posicionar mensajes de odio, propagar mensajes discriminatorios, difamatorios y divisionistas, lo que ha generado preocupación a nivel internacional debido a sus eventuales consecuencias y la falta de regulación.
Ahora bien, el análisis sobre la regulación de las redes sociales es complejísimo por sus posibles implicaciones o choque con otros derechos fundamentales como la libertad de expresión, la privacidad e inclusive el derecho de propiedad intelectual.
No obstante, existe a nivel mundial una creciente corriente que propaga la necesidad de establecer regulaciones aun sean mínimas sobre las redes sociales y ya existen múltiples iniciativas legales que buscan en principio regular las plataformas como Twiter y Facebook, tendencia de la cual no es ajena América Latina.
La gran pregunta que dinamiza el debate es la siguiente: ¿Deben regularse las redes sociales?
¿Cuál debe ser el sujeto obligado, la plataforma (empresa privada) o el usuario?
En principio diríamos que sí, sí deben tener algunas regulaciones, ahora bien, hasta qué punto podrían regularse sin violentar o limitar derechos fundamentales, muy especialmente la libertad de expresión; ¿o cómo podemos proteger más el derecho de autor a través de las redes sociales?
Sobre el particular juega un papel protagónico la protección al derecho de libertad de expresión tal y como señaló Daniel Webster “al confirmar que, si tuviera que renunciar a todos sus derechos salvo uno, se quedaría con la libertad de expresión, porque con ella podría recuperar todos los demás”.
La libertad de expresión es el eje primordial de la democracia. Por este motivo este derecho fundamental queda protegido en todos los textos constitucionales de los estados democráticos y consagrados en el artículo 19 de Carta Internacional de los Derechos Humanos.
En República Dominicana nuestra Carta Magna consiga en su artículo 49 la Libertad de Expresión e información. “Toda Persona tiene derecho a expresar libremente sus pensamientos, ideas y opiniones, por cualquier medio, sí que pueda establecerse censura previa.”
Por todo lo anterior, se deduce que el punto neurálgico de este debate es el relativo a las implicaciones que podría suscitar “la regulación de las redes sociales” en nuestros derechos.