El síndrome de la rutina frecuentemente se apodera de la prensa y me aterra pensar que yo sea también parte del problema. La curiosidad que guía las iniciativas periodísticas que suelen hacer historia, nos abandona. Me limitaré a dos casos, uno ya viejo y otro siempre vigente, que sacudirían al país y sobre los cuales no ha habido, al parecer, ningún intento serio de investigación, ni en el pasado reciente como tampoco ahora.

El primero se relaciona con la divulgación hace años de los papeles del Departamento de Estado filtrados por el sitio de Internet denominado Wikileaks y el segundo con la supresión, cada cierto tiempo, del visado a numerosas figuras públicas, entre las que el rumor público incluye siempre a funcionarios, congresistas, políticos y empresarios.

Con respecto al primero, se recuerda que al hacerse pública la existencia de esos papeles, se informó que había alrededor de 1,600 cables sobre la República Dominicana enviados por la embajada estadounidense a Washington. A excepción de dos despachos que involucraban a dos figuras del Gobierno, publicados por El País, de España. y reproducidos por medios nacionales, no se conoce el contenido de los demás, ni se sabe de algún esfuerzo para determinar de qué tratan, a pesar de que la mayor parte de esa documentación está disponible en varios periódicos del exterior.

Tampoco se ha sabido de iniciativas periodísticas para revelar la identidad de aquellas personas a las que.se les ha quitado el visado, debido a asuntos relacionados con actos de corrupción, probablemente ligados al negocio ilícito del narcotráfico. La publicación de cuanto se esconde detrás de esos y otros casos es de vital importancia, debido a que se refieren a asuntos vinculados al Gobierno y es un principio fundamental de toda democracia garantizar el derecho del público a estar al tanto de lo que hacen sus gobernantes.

Posted in La columna de Miguel Guerrero

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