A mediados de junio del 2019 escribí que miles de viajeros mueren cada año en tierras extranjeras por diversas causas, no siempre naturales. Pero los países donde esas muertes ocurren no han sido víctimas de campañas como ocurrió con este país debido a varias defunciones de turistas en hoteles sin que existiera alguna suerte de relación entre ellas. A pesar de partes médicos que indicaban que varios de esos hechos se debieron a problemas de salud, medios importantes, especialmente de Estados Unidos, insistieron en que se trata de “muertes misteriosas” que nos hacen un lugar inseguro para el turista.

Lo trágico es que medios y figuras locales influyentes endosaran esa afirmación, tal vez alentados entonces por la falsa creencia de que la desestabilización de la economía, por efecto de una caída del turismo, trajera algún activo político. La verdad, sin embargo, es que pocos países son tan seguros para el turista y el visitante extranjero como el nuestro, primer destino turístico regional, visitado por millones de turistas en los últimos años.

El 11 de septiembre del 2001, más de 3,000 estadounidenses murieron por el ataque a las torres gemelas. En Orlando, alguien disparó en un club de homosexuales y mató a turistas. Un atentado en la estación del tren de Madrid provocó más de 200 muertos y terroristas que dispararon contra una multitud en París asesinaron a numerosos turistas y lo mismo sucedió en El Cairo, sin que en ninguno de esos y otros muchos casos conocidos se iniciara una campaña contra esos países.

Podrían citarse, decía en ese escrito, muchos otros ejemplos que sugieren la existencia de una campaña maliciosa contra el país y su pujante industria turística, cuyo eco local supondría la estupidez de creer que el daño al turismo dominicano solo afectaría a los inversionistas, cuando la verdad es que su impacto económico sería similar al de muchos huracanes a la vez.

Posted in La columna de Miguel Guerrero

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