El accionar violento de la Policía en los cuarteles, donde en menos de dos meses han muerto tres jóvenes en distintas provincias del país, tiene estremecida y al mismo tiempo llena de miedo a la toda la población, pues además de la delincuencia común, que está entre los tres primeros lugares de preocupación de la gente, ahora hay que cuidarse de la violencia policial en los cuarteles y en las calles. El panorama revela un desamparo total del ciudadano.
Como era de esperarse surge el discurso de siempre, que hay que transformar la Policía; que debe ser desaparecida; que no sirve; que es trujillista y cuantos calificativos despectivos se puedan decir, y todos con razón.

Cada presidente y partido llega con su librito para transformar y profesionalizar la institución. El problema es que en ese librito usted ve las mismas caras de siempre aplicándolo y haciendo recomendaciones. Los mismos asesores, muchos que son analfabetos en materia policial y de seguridad ciudadana, pero en este y en anteriores gobiernos son actores de primera línea en el discurso de “transformar la Policía”. Pero si los agentes policiales han fracasado en cumplir su papel de protección al ciudadano a pesar de los tantos planes puestos en marcha desde el 2005, con el famoso Plan de Seguridad Democrática en el gobierno de Leonel Fernández, también han fracasado los asesores, que son los mismos de siempre.

Por respeto al ciudadano, ese tema no puede seguir siendo tratado con tanta superficialidad, con discursos vacíos ahora exhibidos en redes sociales, y que vuelve a ser olvidado hasta que aparezca una nueva víctima de la brutalidad policial.

¿Por qué contratar las mismas personas para “la transformación” de la Policía si no han dado el resultado esperado?

Hasta ahora, el librito de la vida enseña que lo que no da resultados se cambia hasta que se logre el objetivo, a menos que el objetivo sea que nada cambie, que siga como está; si es así, se entiende el por qué siempre los mismos personajes están al frente de la “transformación de la Policía”. No olviden a Albert Einstein: “Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”. Busquen otros asesores.

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