La oposición no ha podido desarrollar una estrategia efectiva ante el éxito político del presidente Luis Abinader y del Gobierno en la respuesta del problema haitiano en el país, pero que al mismo tiempo genera preocupación en la población por la cantidad de ilegales haitianos que se observan en las calles a pesar de la agresiva política de deportaciones.
Además del control para tomar medidas, el Gobierno tiene el monopolio de la opinión pública y ha manejado con éxito el tema. Desde el 30 de marzo cuando se produjo la protesta en Friusa el tema tomó otro giro. La oposición, Leonel Fernández específicamente, propuso un diálogo y tres días más tarde, el presidente Abinader anunció 15 medidas.
El gobernante también asumió la idea del diálogo en declaraciones a la prensa y luego en sus redes sociales. El ministro de la Presidencia, José Ignacio Paliza, envió una invitación a los expresidentes Fernández y Medina para que asistieran al Palacio en apoyo a un pacto que fue firmado por 27 partidos en octubre de 2023.
Fernández rechazó la invitación en un audiovisual y el PLD en una rueda de prensa. Hubiese sido preferible no responder y enviar el tema a una comisión que la estudie por si alguien pregunta. Luego llegó la convocatoria del presidente al Palacio a la 1:00 pm. Por la hora, parece que sería un almuerzo. Se cambió al Ministerio de Defensa y se concretó.
La evolución del diálogo evidencia que la oposición no tiene una estrategia frente al gobierno y Haití. Decir sí, a la propuesta debió hacerse con dos objetivos. El primero, evitar que el Gobierno acusara a la oposición de rechazar el diálogo y, segundo, entrar en el tema Haití a nivel de opinión pública, porque la oposición no tiene capacidad para imponer una narrativa sobre el tema enfrentando al Gobierno directamente, por lo que el diálogo puede ser ese escenario, pero no para sumarse al Gobierno y menos para cargar con los pasivos del problema.