En menos de dos años que lleva el PRM al frente del gobierno, ha tenido que retirar del Congreso unos cinco proyectos por la avalancha de críticas que generan. El último fue el de ciberdelincuencia por los límites que impondría a la libertad de expresión.

El proyecto de ley de extinción de dominio, que aunque no fue sometido por el Ejecutivo, la declaración del ministro administrativo de la Presidencia, José Ignacio Paliza, de que será aprobado “si o si” involucra al gobierno en una de las iniciativas que más crítica ha generado en la comunidad jurídica, sin importar la tendencia de los abogados, la mayoría, incluido los constitucionalistas, rechazan algunas cláusulas del proyecto, no el proyecto.

En caso de que la ley se apruebe y no pase el examen de la constitucionalidad, el gobierno se expone de manera innecesaria a una derrota política. De hecho, generar tantas críticas en contra, es ya un desgaste para el gobierno que con su acción fortalece la percepción de improvisación que le ha generado someter proyectos y tener que engavetarlos o simplemente retirarlos por falta de consenso y apoyo.

La agresividad del debate es tal, que quien opina en contra, corre el riesgo de ser tildado de corrupto. Es propicio que un tema tan delicado, que pone en riesgo la seguridad jurídica de todos, porque hoy es contra unos y mañana contra otros, se haga una evaluación adecuada del texto que se va aprobar. Alejen, por un momento, las acusaciones políticas que tienen el objetivo de evadir el fondo del debate.

El gobierno tiene muchos frentes abiertos, incluso en temas de corrupción. El último expediente ha puesto en medio de la tormenta, al segundo funcionario más importante del gobierno y hay otros ministros con asiento en el Palacio que están bajo cuestionamientos por falta de transparencia.

Al mismo tiempo, el cúmulo de problemas, el deterioro de la situación económica de la gente por el impacto de la inflación, que aunque no es culpa del gobierno, es el que tiene la responsabilidad de buscar soluciones, es en otro frente, incluso, el más peligroso. Quizás es el momento de reflexionar y corregir, sobre todo, de elegir cuáles batallas vale la pena pelear y cuáles no.

Posted in La PizarraEtiquetas

Más de opiniones

Más leídas de opiniones

Las Más leídas