Muchas de las decepciones y frustraciones que se producen después de procesos electorales obedecen a la creación de falsas expectativas sobre los aspirantes a distintos cargos electivos.

Existe una tendencia bastante generalizada entre los electores a formarse una idea sobre los candidatos, basándose exclusivamente en las promesas de campaña o en la imagen que de ellos se proyecta, de manera interesada, a través de los medios de comunicación.

Se idealizan las condiciones de determinados candidatos o se proyectan sobre esas personas virtudes inexistentes que son producto de una ilusión, sin tomar en cuenta sus hojas de servicio ni su trayectoria personal y laboral, que constituyen lo real.

En la actual campaña electoral, tenemos un caso que viene como anillo al dedo para ilustrar esa situación. Los dos principales aspirantes a la senaduría del Distrito Nacional, Rafael Paz, por el Partido de la Liberación Dominicana, y Faride Raful, por el Partido Revolucionario Moderno, entre quienes según las encuestas de las firmas más prestigiosas hay un empate técnico, presentan perfiles diametralmente opuestos.

Paz es un hombre joven, con el ímpetu propio de esa etapa de la vida, poseedor de una rigurosa formación académica y política y fogueado en uno de los escenarios más difíciles en el sector privado, el Consejo Nacional de la Empresa Privada, donde ocupó posiciones cimeras solo en base a capacidad, seriedad y vocación de servicio.

El aspirante a la senaduría del Distrito por el partido oficial lleva a cabo una intensa campaña electoral, durante la cual ha visitado hasta el más recóndito rincón de su territorio, para enterarse de las necesidades y aspiraciones de sus habitantes.

En función de esa experiencia ha elaborado un plan de acción que responde a situaciones reales, las cuales está en condiciones de enfrentar y resolver por su entrega y probada capacidad en el sector privado y su rigurosa formación política dentro del partido oficial.

Por su lado, Raful es hija de un connotado líder político de la oposición, poeta y escritor, con excelentes relaciones políticas y sociales, que le han facilitado a su descendiente el acceso a importantes medios de comunicación, desde donde se ha dado a conocer.

De indiscutible inteligencia y preparación académica, la candidata del PRM ha sabido capitalizar algunas coyunturas políticas para ganar una curul en la Cámara de Diputados, donde, además de posiciones controversiales en torno a asuntos cruciales para la sociedad dominicana, sobre todo de carácter religioso, se ha caracterizado por sus frecuentes ausencias.

Esboza ideas y proyectos, algunos verdaderamente inquietantes, pero sin la probada experiencia ni los conocimientos indispensables para llevarlos a cabo.

Sin dudas de ninguna especie, en este caso, Paz representa lo real y Raful, la ilusión.

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