Casi al final de esta semana, una persona me confirmó algo que siempre he considerado cierto, y es que muchas de nuestras reacciones y actitudes constituyen respuestas a las acciones y actitudes de otros.¡Qué bueno que fuera precisamente esa persona quien me lo dijera! Y es que es ella misma quien dice no entender cierta manera de proceder de alguien con quien había llevado una relación de algunos años.

Me sorprendió, sin embargo, que reconociera que somos nosotros mismos, con nuestro proceder, quienes propiciamos situaciones difíciles, incómodas y hasta dolorosas.

Me sorprendió, pero al mismo tiempo me dio esperanzas de que, si aún no lo ha hecho, algún día reconocerá, admitirá que las acciones y actitudes de las que tanto se quejó, fueron las repuestas a su falta de tacto y delicadeza.

Su comentario abre una brecha a la esperanza de que un día comprenderá y sabrá disculpar a quien tanto lo fastidió, por aquellas cosas que siendo palpables y evidentes, se empeñó en negar con argumentos pobres, pero que sus actitudes no podían esconder.

Es cierto que para todo en la vida hay excepciones, para esto de actuar en consecuencia, también las hay, pues por más rabia que lleguemos a sentir, hay acciones que nuestra naturaleza nos impide replicar, por más que sintamos que estamos en todo el derecho de pagar con la misma moneda, sencillamente existen conductas que para algunos son imposibles de adaptar.

Nada más cierto, pues, cada acción trae una reacción, cada pregunta espera una respuesta. Respuesta que muchas veces consiste en la contundencia de un largo silencio.

Así mismo, cada cosa que hacemos, buena o mala tiene sus consecuencias, por cada cosa que damos recibimos algo a cambio, aunque muchas veces no recibimos lo que creemos merecer.

Algunas veces por amor, por no perder a quien se ama o por evitar que nos pierdan, pretendemos que algunas cosas no nos importan, pero, y utilizando una frase que ni a mí, ni a mi queridísimo amigo Héctor Marte Pérez nos gusta: “Es que lo mucho, hasta Dios lo ve”… y yo le agrego, “y más en un espacio pequeño y con muchos observadores”. l

 

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