El muy difundido dicho “querer es poder” logra motivar a muchos. Pero me he dado cuenta de que no es suficiente con solo querer.

El que quiere debe creer para poder, de lo contrario, solo estará creando situaciones de frustración.

La motivación externa solo sirve si aviva una llama interna. No si es usada solo como encendedor. Al aplicar esa llama desde fuera debemos tener material incandescente a la espera de la temperatura que lo hará arder.

Creer es ese material preparado para arder rápidamente. Ya sea con una llama externa o con una chispa interna.

Creer es importante porque es una consecuencia, no una causa. Es la consecuencia de que dentro nuestro hay muchas cosas juntas que harán posible lo que creemos posible. Nos hará arrancar y mantenernos en el camino con la persistencia necesaria.

A ver:
● Para estar convencidos tenemos que ser programados con la suficiente autovaloración de creernos capaces.
● Sabemos que tenemos aptitudes para hacer lo que queremos.
● Debemos tener la actitud que se requiere de aprender lo que sea necesario para triunfar en lo que deseamos lograr.
● Estamos programados para no quedarnos en el suelo luego de una eventual caída.
● Entre otras.

Lo que vemos es que la parte interna es la más importante. Sembrar en tierra fértil es lo único que hará germinar una semilla. Por lo tanto, de nada vale tomar una motivación externa sin tener en lo interno lo que nos hará llegar a la meta.

Si creemos es porque el material incandescente está ya preparado para flamear luego de recibir la mínima chispa.

Si queremos algo, lo primero que debemos preguntarnos es si creemos en que lo lograremos. A la menor duda sabremos que lo primero a trabajar es lo interno que recibirá la chispa. No es abandonar la idea, sino llevarla al estado de creer en que sí lo lograremos.

¿Tienes algo en lo que aún no crees y lo puedes llevar hoy a ese punto donde sí creas?

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