Durante las últimas semanas se ha podido apreciar a muchas personas hablar de estudios de encuestas y, se sigue abusando de la ciencia y en ocasiones de la no lectura científica por parte de la población al hacer referencia a publicación de datos que, sean ciertos o no, se debe ver el criterio técnico y la manera en cómo se realiza el estudio.

Los estudios de encuestas y más cuando son mediciones de opinión política, miden momentos y por lo general son estudios realizados en dos etapas de muestreo. ¿Quién es el muestrista de la firma que levanta la información? ¿Tienen uno? Una de las particularidades de muchos informes técnicos, es que la ficha técnica del estudio solo presenta el tamaño de la muestra, el nivel de error a partir del diseño muestral y algunos softwares de procesamiento y análisis de datos utilizados para el informe final, así como el tiempo de referencia del estudio.

¿Se publica como se seleccionó la unidad final de análisis en el estudio? ¿Publican que tipo de muestreo se usó al final (se parte de un muestreo aleatorio simple, pero se debe verificar la técnica final para la selección de las unidades de análisis)? ¿Cómo hacen la redistribución espacial de la muestra? ¿Cómo seleccionan los segmentos? ¿Quién hizo el cuestionario? ¿Cómo están formuladas las preguntas? ¿Existe algún sesgo en el diseño de la muestra, en el cuestionario o algunas dispersiones entre entrevistadores de la misma zona?

Si bien es cierto que existe un error de muestreo, no es menos cierto que hay errores no muestrales que se deben controlar en campo y en oficina para el análisis correcto de las informaciones recolectadas.

Muchos entienden que el tamaño de la muestra es la parte más importante, cometiendo gran error y como muestra, las elecciones del año 1936 en Estados Unidos son un gran referente para esto.

La famosa revista The Literary Digest realizó un estudio enviando 10 millones de cuestionarios a sus lectores actuales y futuros lectores en el año 1936 con miras a predecir el ganador de las elecciones. Recibieron de vuelta unos 2.27 millones (una muestra tan grande que era mayor al volumen poblacional de muchos países; y poniendo de contraste a la República Dominicana que para el año 1935, tenía una población de alrededor 1.5 millones). La revista, basada en sus resultados pronosticó como ganador a Alfred M. Landon con un 57.1% y un 41.2% a Franklin D. Roosevelt. En aquel tiempo, el famoso George Gallup, con una muestra de alrededor de 5,000 votantes, pero, utilizando métodos estadísticos aleatorios para la selección y la estratificación de votantes por partido político y subclasificación social, predijo que Roosevelt le ganaría a Landon. En las elecciones, Roosevelt se impuso a Landon sacando este primero, la segunda mayor cantidad en porcentaje de votos en los Estados Unidos (60.8%). El mensaje es que, muchos estudios pueden realizarse en terreno, pero se debe ver el diseño de la muestra, el cuestionario, como se realizan las preguntas, quién hizo la selección de los segmentos, el marco muestral que utilizan, la selección de la unidad final de análisis, entre otros factores que pueden influir y sesgar la información.

La estadística es una ciencia, respetémosla.

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