Todo ciudadano consciente, trabajador, dedicado, estudioso y amoroso, aspira a vivir en un país en el cual estén manifiestas las mayores expresiones de libertad, seguridad, educación, alimentación, techo y convivencia pacífica.
En las últimas décadas los avances obtenidos en este sentido se perdieron y en cambio, hemos sido abatidos por el narco crimen, la corrupción, inseguridad, delincuencia, violencia y carencia de los valores más elementales de la convivencia humana.

Por esta razón, hemos estado abogando por una nación bien gerenciada, con efectividad, para lograr que los dominicanos, al igual que otros ciudadanos, podamos materializar esos deseos y contar con el país que realmente necesitamos.

Esta es una nación rica que solo requiere de la voluntad política de sus gobernantes para alcanzar el desarrollo pregonado por años y que, por las debilidades señaladas, no ha sido posible alcanzar en el mediano plazo.

Ahora estamos en el trayecto de una justicia independiente, un ejercicio de gobierno abierto al escrutinio ciudadano y, aunque todo no se logre en el corto plazo, se tiene la certeza de que será posible si prima el interés de todos en alcanzarlo. Arrancado de raíz el mal nos ha llevado al naufragio, podremos trillar nuevos senderos en esa dirección.

Superada la crisis causada por la pandemia del covid-19 y recuperados los bienes sustraídos al Estado, los dominicanos debemos empezar con entrega, trabajar duro, prepararnos en el mayor nivel posible, para que las generaciones del porvenir puedan disfrutar del país que realmente necesitamos.

Soñar no cuesta y ser poeta, es bueno de vez en cuando, porque quien no sueña jamás espera. El deseo de vivir en un país mejor, alegre, abierto y tranquilo, debe ser el anhelo permanente de todo buen dominicano. Sigo soñando hasta el buen despertar.

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