El ritmo que lleva el mundo nos indica que debemos prepararnos para afrontar y superar las grandes dificultades que surgirán a causa de las constantes confrontaciones, los virus, el agiotismo y la lujuria que se abren paso en la humanidad.

República Dominicana tiene la suerte de contar con previsores desinteresados que desde hace tiempo están demandando y planteando la necesidad de poner a parir la tierra con urgencia, incentivar la ganadería y, procurar una verdadera seguridad alimentaria, para que la población tenga acceso en estos tiempos de crisis.

Aunque ya estamos inmersos en el proselitismo, sería bueno que los líderes hagan un alto o saquen un espacio en su quehacer político para incentivar la vida en el campo, sobre todo, en la producción de rubros de ciclo corto, toda vez que el hambre no tiene ojos ni razona.

Los reclamos y las confrontaciones sociales que se pintan en el panorama mundial se reflejan en el país y, los efectos negativos de esas acciones nos tocarán a todos, sin distingo de clases, religión o partido.

Los planteamientos y las preocupaciones del presidente Luis Abinader y de otros líderes políticos realmente preocupados por el futuro de la nación, deben cobrar vigencia ahora con más fuerza para lograr salir de la crisis, unidos como una sola familia.

Los altos precios, la escasez de algunos productos y las dificultades para exportar materia prima son exógenas, fruto de una realidad que afecta al mundo, a la región y al país, pero si no somos previsores seremos irremediablemente víctimas de sus secuelas.

Este es un pueblo luchador, aunque contradictorio a veces, pero es tiempo de pensar que somos una nación alegre, trabajadora y cuando hay que marchar unidos, lo hacemos con humildad. Comencemos por sembrar donde quiera para poder comer. La seguridad alimentaria es nuestra gran prioridad. ¡Adelante y valor!

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