Los dominicanos hemos pasado por muchos momentos de amargura en el quehacer político, enfermedades y pandemias, las crisis económicas y los constantes ataques de quienes nos quieren mal, saliendo siempre airosos en las más cruentas batallas.
Sin embargo, a todo hemos sobrevivido siguiendo parados en buen pie y esto debe conducirnos a la importante decisión sobre si “queremos seguir viviendo o sucumbir” ante esta nueva amenaza global que ha tocado a nuestras puertas.
Si perseveramos, vencemos; si nos disciplinamos, ganamos, porque nada dura para siempre, pero la vida se va en cualquier momento, más rápido aún, si no aprendemos a cuidarnos y a defender el único y real patrimonio que tenemos.
Sin salud no hay vida y, sin vida nada vale. La familia dominicana tiene que ser más tolerante y perseverante con las medidas de salud que se imponen en aras de conservar la salud de todos. Necesitamos cumplir para ganar respeto, precisamos entender que no se trata de un juego, sino de una amarga verdad.
El covid-19, es una amenaza real que ya nos ha llevado a familiares, amigos y relacionados, provocando el derrame de muchas lágrimas en las familias del mundo y en las nuestras. Hay más días que quienes los viven y por esa razón, tenemos que ser pacientes y perseverar.
Los pueblos crecen y se desarrollan conforme al accionar de sus ciudadanos, si no entendemos las situaciones difíciles, nunca podremos valorar las oportunidades cuando llegan, porque tampoco hacemos nada por preservar sus beneficios.
Ciudadanos dominicanos, cumplamos con los protocolos establecidos por las autoridades de salud y las medidas oficiales, para lograr disminuir los efectos de este mortal virus que, realmente ha demostrado que tiene los juegos muy pesados.
Mantengamos la distancia, la cubierta y la higiene.
