La Biblia dice que “somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras”, nada más claro que en cada ser humano hay esencia divina. Dios nos hizo a su imagen, conforme a su semejanza. Sin embargo tenemos libertad para vivir bajo la influencia de la naturaleza divina o de la cultura, de las tradiciones o los deseos de nuestra carne. Cada cual usa lo que tiene como quiere y si no tiene conciencia de su naturaleza espiritual la malgastará, la menospreciará y hasta la desechará. Cuanto más en su prójimo. Si no fluyo en lo divino, si no corro la carrera de la vida con fe, sino vivo practicando el amor, mucho menos lo aceptaré naturalmente en otros. Sino, entiéndase literalmente el refrán “cada ladrón juzga por su condición”.

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