Jesús lleva a Pedro y acompañantes mar adentro, parecería que no era ni el día ni el momento adecuado, ¡pero que ocurrencia! Sin embargo, de no ir, lo lamentarían, dado que estaban a punto de vivir una pesca milagrosa, una aventura sin igual. Entrar en la profundidad les permitió encontrar una lección invaluable, comenzando por entender que “rutina no es constancia”, la constancia es un fuego que la adversidad no apaga, mientras que la rutina es agua que desborda el río y termina llevándose todo; quienes van sinceramente por algo no pueden ir como arrastrados, tienen una razón poderosa para continuar. Estos, creyendo en Jesús a medias, echaron la red más pequeña que tenían, y por eso se desbordó. Hoy Jesús te dice: no tires la toalla, echa tu red.

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