Las consecuencias suelen ser tan impredecibles como inesperadas. No están dentro de los patrones de diseño mental de la mayoría. El futuro es como un edificio que se levanta con la paciencia de los que tienen fe, el sacrificio de los visionarios y la voluntad de los disciplinados. No hay futuro sin hoy y hoy es la semilla del mañana. O sea, el futuro es la siembra de los visionarios. La vida cual río fluye indetenible, quien retorne de su desembocadura podría no parecer creíble a quienes la adrenalina del viaje embriagó, pero la buena noticia es que Dios ya estuvo en nuestro futuro, por tanto, fíate del Señor de todo tu corazón y no te apoyes en tu propia prudencia. Cuando no estés seguro de ganar, !apuesta a Dios!

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