No olvides que los corazones oscuros también suelen ser amargos, sus descargas son ráfagas de cinismo en volúmenes variados; pero no necesariamente tienen que ver contigo aunque vengan contra ti. Se trata de cortocicuitos internos, patrocinados por ecos enemigos que atraviesan las almas de quienes viven a su modo. Son atormentados atormentadores, sucesores exactos de sus maltratadores, repitiendo patrones, abultando el pasado y enriqueciendo su pecado con la aprobación de sus iguales. Cuando te hablan, escuchas la ira de sus ancestros y la amargura de sus cortaduras. Insultan para golpear profundo, ridiculizan para torcerte el rumbo, usan la amabilidad como antifaz y la burla para escudar su ego. Entonces, que no te ofendan sus argumentos ni consumas su veneno, no eres presa de su red ni ficha de su juego.