Aquel hombre le dijo a Jesús estas palabras: “Señor ayuda a mi incredulidad”. Y que bueno es reconocer que quienes tenemos corazones apocados somos nosotros, que Dios da de acuerdo a su grandeza, por medio de su gracia y que sin fe es imposible agradarle. ¿Tu situación es difícil, tu problema es grande, tus enemigos son invencibles, llegaste al límite?…. Entonces estás en la mejor posición para recibir algo grande de Dios. Pero dime algo: ¿Tu corazón puede con tanto? ¿Tienes para recibir y sostener lo que Dios te ofrece? Oye, Dios no presta, Él da. Y no te deja corto, desborda el plato, atrévete a creerle, Él da más abundantemente de lo que pedimos o entendemos. Por ello, anímate, Él conoce tu necesidad, pero tú necesitas conocer su corazón

Posted in Rosas para el alma

Más de opiniones

Más leídas de opiniones

Las Más leídas