¡No hay seda más hermosa que su piel, ni manzana más jugosa que sus labios, ¡pero ella no lo sabía, se cubrió, se coronó como reina, pero sus dudas le ahogaban el alma! No hay amanecer más bello que su mirada, ni primavera más alegre que sus carcajadas, pero no se dio cuenta.

Nunca hubo música más exquisita que su voz, ni medicina más eficaz que sus palabras, tampoco estrella más radiante que su alma, pero nadie se lo dijo…

Su pelo como lluvia desafiaba al viento, sus pies lo poseían todo, pero no estaba quieta…

Las rosas lo sabían más callaron, La luna trató de explicarle pero le ignoró, la vida la opacó con filtros, la distracción usurpó su identidad.

La Biblia le entregó su propósito, y se encontró! l

Posted in Rosas para el alma

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