No ignoremos que quienes se nos cruzan por el camino se convierten en maestros que dejan lecciones invaluables, aunque algunas sean inesperadas o duelan mucho… Hay quienes llegan a abrirnos los ojos sobre nuestro potencial, a ponernos frente a la ventana correcta para vislumbrar el futuro y hasta abren la puerta que nos conduce por el. Otros no se quedarán, pero nos enseñarán que aunque le dieron sentido a nuestra existencia en muchos aspectos, podremos vivir sin ellos y debemos seguir adelante. Y claro, están los que nunca se irán, aunque algunos estén lejos, con los que haremos conexiones desde el corazón, conversaremos imaginariamente y sentiremos sus reproches como sus aplausos. Aprende de todos incluso de los que te rompen, porque tus pedazos ya no podrán encajar en sus ángulos…