Del mismo modo que somos hijos sin merecerlo, somos perdonados sin tener mérito alguno, por tanto, el perdonómetro de Dios tiene el tamaño del corazón de Aquel que en la cruz del Calvario tomó nuestro lugar, padeció como el peor delincuente decidiendo sacar el PERDONÓMETRO en vez del PECADÓMETRO… Hummm Y tú? ¿Qué sacaste para juzgar a quienes no merecen tu mejor versión? ¿El pecadómetro? ¿Les diste su merecido? Toma en cuenta que el perdón es el regalo que ninguno puede comprar, que nadie merece y que todos necesitamos para limpiar las miserias de esta vida… Puede que tus pecados no sean evidentes pero son igual de reales a los que todos cometen; y sabes, sin perdón no hay un mundo mejor ni una vida nueva. ¡Perdonar no es opcional!

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