Detrás de cada silencio hay una expresión al igual que hay luz detrás de las cortinas. Hablar claro no está limitado a lo audible, el sonar de nuestras pisadas dice menos de una décima que nuestra forma de caminar. Nuestra forma creer nos define, nuestra forma de reaccionar nos delata, lo que callamos cuando debemos hablar nos devalúa ante los ojos profundos de quienes se reconocen lo que llevan bajo la piel. Te conocerán por lo que retienes, por lo que ahorras y lo que derrochas. Por aquello que hablas con carisma, aquello con lo que retas a otros y luego te escondes en una distracción, en un olvido repentino, selectivo y aparentemente irrelevante. No hay cosa más tonta que subestimar el discreto parpadeo de la gente cuando le mienten.

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