No es tiempo de decir por qué a mí. Sino ¿para qué, Señor? Porque Él tiene planes contigo. El desafío es la única puerta que Dios deja abierta para sacarnos de la zona de confort y llevarnos a la zona de confianza, la complejidad del suceso es cosa suya, quien es nuestro ayudador, la actitud del proceso es cosa nuestra, de ella depende si en la pasarela de la vida vestimos la gala de la fe, o los harapos de la auto conmiseración. Cada desafío lleva en sí mismo la misión de transportarnos al nivel donde daremos más fruto y de manera permanente, nunca estaremos solos allí, por eso aquellos que no se amedrentan y toman su cruz cada día y le siguen, mientras caminan dicen, ¡Jesús, en ti confío!

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