Sucede en muchas ocasiones que tenemos más deseos de que Dios nos responda a que ejecute sabia y soberanamente sus designios para con nuestra vida y nuestro entorno. Y Dios hace como quiere, a pesar de nuestro querer, pero como nos ama tanto su accionar no es sólo aleccionador, sino también una respuesta a veces sorpresiva. Relacionarnos con Dios y aprender de sus códices de comunicación es importante. Sus respuestas pueden arrasar con toda sombra de duda, pero pudieran no ser en el formato deseado. Dios tiene maneras muy variadas y contundentes de responder, hasta el silencio puede ser una de ellas. No está mal preguntar, pero confiar es mucho mejor. Dice la Biblia en el Salmo 46.10 “Estad quietos, y conoced que yo soy Dios”.

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