De la misma manera que una gota de sangre o una hebra de cabello pueden hablar claro sobre nuestro estado físico, hay preferencias, actitudes o sencillos gestos que denotan con toda certeza a que está atada espiritualmente un alma, muchas veces sin que pronuncie palabra alguna. Quienes pertenecen a la luz, naturalmente se destacan entre los demás justamente en los momentos de crisis, ese es el escenario donde brillan con su conducta, su solidaridad es lámpara para los perdidos, su ejemplo es inspiración para los desalentados y su constancia lidera cual faro los remanentes rezagados por la confusión y la frustración. Son como estrellas, colocadas estratégicamente por el Altísimo para resplandecer en las horas cruciales. Ten fe, que nada te intimide, con el rojo atardecer emergerá imponente.