Está clarísimo que podemos saber cuántas semillas tiene una manzana, pero no cuántas manzanas saldrán de una semilla. Lo predecible es que si sembramos manzanas no obtendremos naranjas. Entonces, si conoces que tus palabras son como semillas y las siembras a través de reacciones, respuestas, enseñanzas y predicaciones; si además tomas en cuenta que en cada palabra habita el espíritu del mensaje que deseas transmitir, más las intenciones de tu corazón, podrías notar que existe una relación siembra/cosecha entre tus pensamientos y tus palabras; tu vida y tu cosecha. No importa si olvidas lo que sembraste, la cosecha te recordará cada semilla que esparciste. Isaías 55:11 dice: Así será mi palabra… no retornará a mi vacía”. ¿A ver, qué sembraste en ese corazón?

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