Todos en esta tierra tendremos una estación para florecer, su tiempo de fructificar y su momento de madurar. La madurez es el estado ideal para mostrar la hermosura del corazón. En la madurez se refleja lo que llamo “la juventud de la experiencia”. Es probar que la fe desata todo el potencial de una semilla, y lo extrae desde lo imperceptible hacia lo impresionante. Un carácter verde, igual que una fruta requiere fuego y también azúcar, no te precipites. Madurez es actuar siendo primeramente nobles, luego correctos y definitivamente justos, es cordura que triunfa sobre la vida dura. Es pasión que se convierte en ternura, azúcar que llega a ser miel. Tu temporada fue reservada, Dios mismo te arrancará de la rama a su tiempo, sin importar circunstancias o contratiempos.