La madurez como l crecimiento personal comienzan con un «cambio de actitud», y las raíces de este cambio surgen de las convicciones, por medio de ellas vemos el mundo desde la certeza. Cuando nuestra certeza está basada en la palabra de Dios podemos ir a nuestro campo de acción seguros, determinados y audaces.Mientras el mundo nos desafía las convicciones nos sostienen y la certeza nos alumbra; somos ese referente que hace que otros no se caigan, que muchos no se desvíen y que todos entiendan que se puede. Mientras las persuasiones van y vienen como viento huracanado, las convicciones son “la resistencia”. Por eso vive tus convicciones mientras respetas sus opiniones; Vive tus decisiones pero discierne sus críticas; Y ante todo, vive tu propósito y aléjate de las distracciones.

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