Sugieren combinar políticas públicas más activas, seguros contra choques externos y mejor uso del gasto de capital

En un escenario internacional marcado por conflictos que amenazan la estabilidad energética global y una economía local que crece por debajo de su tendencia histórica, los economistas Juan Ariel Jiménez y Raúl Ovalle coinciden en que República Dominicana necesita una mayor coordinación entre la política fiscal y la monetaria. Ambos advierten que, sin esa sinergia, las respuestas a choques externos y a la desaceleración interna seguirán siendo parciales e insuficientes.

Ovalle subraya que, ante la posibilidad de un incremento prolongado en los precios del petróleo y el gas natural, el país debería adoptar de manera permanente seguros que protejan su matriz energética, como ya ocurrió con éxito en 2015 y 2021. De no hacerlo, dice, se arriesga a que un nuevo choque eleve los costos internos y obligue a endurecer la política monetaria, con efectos negativos para el crecimiento. Mientras, Juan Ariel Jiménez plantea que, en ausencia de una política fiscal expansiva, el Banco Central ha actuado solo, impulsando liquidez para reactivar sectores productivos, pero con limitaciones.

Ambos economistas coinciden en que la política fiscal debe asumir un rol más activo, apostar por la inversión pública como herramienta estructural de crecimiento y no sólo por medidas de emergencia. Aseguran que el gasto de capital es clave para mejorar la competitividad del país, hay que catalizar inversión privada y evitar una mediocridad económica de bajo crecimiento.

Jiménez y Ovalle acudieron como invitados a la Entrevista Especial de elCaribe y CDN. Sobre la medida de la Junta Monetaria, de autorizar al Banco Central (BCRD) a lanzar un amplio programa de liquidez que abarata los préstamos y apuntala a los principales motores productivos del país, Juan Ariel Jiménez recordó que desde mediados del 2024 la economía ha ido ralentizándose, con un crecimiento paulatino en la tasa de crecimiento. “A mediados de 2024 podíamos crecer 5.5 o 5.6% en el Índice Mensual de Actividad Económica, pero eso ha venido cayendo. Eso le ha preocupado al Banco Central, porque en la medida que crece menos, se crean menos puestos de trabajo, crecen menos los empleos y cada uno de nosotros lo sentimos en nuestros bolsillos. Yo diría que en respuesta a eso, y en ausencia de una política fiscal que ayude al dinamismo económico, el Banco Central ha tenido que tomar el toro por los cuernos y soltar dinero a la economía, para que se construya más, para que se invierta más y para que las empresas tengan un mayor desenvolvimiento”, indicó Jiménez, exministro de Economía.

La medida del BCRD a la que se refiere fue dada conocer el lunes e incluye la liberación de RD$50 mil millones del encaje legal, la reactivación de RD$14 mil millones no utilizados de un programa previo y el aplazamiento de pagos por RD$17 mil millones en facilidades de liquidez, con el fin de estimular el financiamiento a tasas más bajas para sectores clave como construcción, manufactura, exportación, agropecuaria y mipymes.

Desde la perspectiva de Raúl Ovalle, el entorno geopolítico internacional es complejo, pero, a pesar de ello, los indicadores de riesgo país de República Dominicana —es decir, la prima que exigen los inversionistas para adquirir deuda soberana— se mantienen en mínimos históricos. “Comparado con muchos países de América Latina, el riesgo país dominicano luce favorable. Esto se debe, en parte, a que la nación ha demostrado capacidad para crecer sostenidamente por encima del promedio regional. Sin embargo, los últimos seis meses hemos visto una desaceleración”, dijo.

Ovalle estimó que, al excluir factores estacionales, la economía está creciendo en torno a 2 %, muy por debajo de su tendencia histórica de alrededor de 5%. Esto, a su juicio, enciende una señal de alerta. “Hasta antes del reciente anuncio del Banco Central, tanto la política fiscal como la monetaria mantenían posturas restrictivas. Ante esta situación, el Banco Central decidió intervenir”, explicó.

Raúl Ovalle entiende lo dispuesto por la JM es una movida en la dirección correcta, sin embargo, resaltó que hay que reconocer que por momento en la que está ocurriendo, prácticamente a mitad de año, es posible que sus efectos se sientan a inicios de 2026, o finales de 2025 “y veamos entonces una economía entrando el año que viene con cierto índice”.

Martín Polanco, Katherine Hernández, Nelson Rodríguez, Juan Ariel Jiménez, Raúl Ovalle, Alba Nely Familia y Federico Jovine.

Expresó que para que de verdad haya un entorno de crecimiento mucho más sostenido, se requiere un incremento de la inversión pública y una política fiscal mucho más proactiva que la actual.

Según Juan Ariel Jiménez, en la medida en que se reduce tanto el gasto de capital, se le quita capacidad de crecimiento a la economía. “Porque ¿qué es el gasto de capital? ¿Qué es la inversión?… Es la construcción de carreteras. Eso es importante para conectar las distintas comunidades hacia los grandes centros urbanos, para que vendan sus productos, para que reciban turismo interno, para que compartan con estos grandes centros de consumo. Gasto de capital también son los puertos, los aeropuertos. Por ejemplo un puerto de Manzanillo, que sería tan importante para poder catalizar una serie de inversiones logísticas, industriales y agroindustriales en la zona noroeste”, apuntó.

Agregó que el gasto de capital es de importancia para mejorar la competitividad de la metrópoli más importante de cercanía con la costa este de EE.UU. que es Santiago, un gran enclave industrial.

Dijo que son esas inversiones públicas que catalizan otras inversiones privadas, que llevan a una mayor creación de empleos y que permiten que a futuro incluso se pague la deuda con la que se hacen esas inversiones. “Esa deuda se paga sola. Mientras que el gasto de capital es un gasto que se quema, es un gasto que no añade cosas nuevas”.

Explicó que cuando se habla de gasto corriente se hace referencia a nóminas, subsidios y ayudas, que si bien tienen un rol que jugar, no añaden capacidad de crecimiento a futuro. “Entonces cuando vamos gastando, quemando las energías en el inmediatismo y no en la construcción de un país distinto a futuro, pues la tasa de crecimiento de la economía se empieza a desacelerar y podemos caer en lo que América Latina ha visto como la trampa del ingreso medio, que es ese momento en el que ya dejamos de crecer a grandes tasas y nos estancamos en lo que se pudiese denominar una mediocridad económica”, explicó Juan Ariel.

Los dos profesionales de la economía pasaron revista al entorno local e internacional.

Varios pasos adelante

¿Qué debería hacer el país para blindarse frente a este mundo tan convulso que hay; para cubrirse de una subida brusca del petróleo; cómo proteger el turismo?, pregunta elCaribe. La respuesta de Raúl Ovalle es que este entorno geopolítico tan convulso –cita el conflicto entre Israel e Irán- podría llevar a que los precios internacionales de commodities energéticos como petróleo y gas natural, que son una parte esencial de la matriz energética dominicana, se afecten.

“Yo pienso que desde hace tiempo el país debió de haber adoptado una política de estado de adquirir seguros año a año contra este tipo de choques, como en años pasados. Estábamos en ese momento protegidos contra incrementos de precios del gas natural. Estalló la guerra de Ucrania y eso nos afectó mucho menos de lo que pudo haber sido, si no hubiésemos tenido estos seguros. En este caso estamos descubiertos”, indicó Ovalle.

Advirtió que si el actual conflicto entre Irán e Israel se extiende en el tiempo y llega a afectar estos precios, República Dominicana sin duda sentiría los efectos de desaceleración, adicional al que ya la economía está sintiendo.

“Por tanto, una política de Estado de cubrirnos contra estos incrementos a través de compras de seguros y demás me luce que es importante. En el caso del turismo, algo interesante que ha provocado la administración de Donald Trump a nivel global parecería ser una especie de nacionalismo a través de un sinnúmero de regiones y países que ha llevado a que los viajes desde lugares como Canadá hacia Estados Unidos hayan caído en casi 70 por ciento”, calculó.

Según las estadísticas que maneja Ovalle, los canadienses no están yendo a Estados Unidos. “Estos son niveles por cierto similares a los de la pandemia. ¿Cómo podría República Dominicana redirigir los esfuerzos de promoción turística hacia esos canadienses? Se preguntó. “¿Por qué no traerlos para Punta Cana, Samaná, El Cibao?”, argumentó.

Cada pregunta colocada sobre la mesa recibió respuesta por parte de los invitados.

Comportamiento del dólar frente al peso

Preguntado si es positivo –en el caso dominicano- permitir que se deslice la tasa de cambio y que el dólar se aprecie frente al peso, Raúl Ovalle reconoció que la economía dominicana está calibrada en principio para crecer a un 5% cuando las tasas de interés internacionales rondan alrededor del 2%. “Qué ocurre, que a nuestro Banco Central nunca le había tocado tener que gestionar política monetaria y tasa de interés con la Reserva Federal en tasas de alrededor del 4.5%, donde la tiene actualmente”, explicó
“¿Qué quiere decir eso? Que nuestro Banco Central y nuestra economía ahora tienen que adaptarse a un mundo de tasas mayores. ¿Cómo afecta eso a la República Dominicana y el tipo de cambio? Lleva a que sea más ventajoso sacar dólares que tienen hogares y empresas dominicanas e invertirlos en el mercado de valores estadounidense, porque las tasas afuera están más altas. Y eso es lo que presiona el tipo de cambio y lo ha estado presionando”, explicó el profesional, en un diálogo que según avanza es más interesante.

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