De los US$4,390.2 millones registrados el pasado año como inversión extranjera directa (IED) por las autoridades dominicanas, alrededor de 39% fue reinversión.

Este dato indica que solo US$3,281.1 millones constituyeron nuevo capital que ingresó a República Dominicana. Sin embargo, esta tendencia no es sorprendente si se observa la serie de cinco años, donde se han registrado mayores porcentajes de reinversión en periodos recientes, una dinámica que también se observa en otros países.

Los números de un análisis realizado por el Centro Regional de Estrategias Económicas Sostenibles (CREES), dejan ver que aunque el registro de inversión extranjera directa ha experimentado un aumento del 71.5% desde 2020, como porcentaje del producto interno bruto (PIB), el cambio no ha sido muy significativo en los últimos tres años, manteniéndose entre 3.5% y 3.6%.

Esto es importante considerarlo en comparación con otros países de América Latina y el Caribe, donde la relación IED sobre PIB alcanzó el 4 por ciento en 2022, según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe -Cepal-”, dice el centro de pensamiento y análisis.

El estudio explica que la inflación tanto a nivel local como mundial ha influido en el aumento de los montos de IED, haciendo que la construcción de nuevas edificaciones, la adquisición de maquinarias y otros activos sea más costosa en la actualidad. “Por lo tanto, es esencial ajustar estos datos por inflación o compararlos con otras variables para una mejor comprensión”, advierte el CREES.

La entidad asegura que para atraer más inversión extranjera directa y generar un cambio significativo en la economía, República Dominicana debe crear un entorno más favorable para los negocios. Esto implica –según agrega- implementar reformas estructurales que reduzcan costos y establezcan reglas equitativas para todos los participantes, independientemente del tamaño de sus emprendimientos.

“Áreas clave que necesitan mejoras incluyen el sistema tributario, el mercado laboral, el sector energético, el mercado de hidrocarburos, la burocracia estatal y la agilidad en la resolución de conflictos legales. Sin estas reformas, el país corre el riesgo de mantener el statu quo y que la inversión extranjera directa no tenga un impacto significativo en el empleo y los ingresos en diversos sectores económicos”, plantea.

Más que entrada de capitales

La inversión extranjera directa (IED) juega un papel fundamental en el desarrollo económico de los países, ya que aporta una serie de beneficios que van más allá de la simple entrada de capital.

En las últimas décadas, se ha evidenciado que la IED no solo impulsa el crecimiento económico, sino que también contribuye a mejorar la competitividad, fomentar la transferencia de tecnología y conocimiento, fortalecer las cadenas de valor y aumentar la productividad.

Uno de los aspectos más destacados de la IED es su capacidad para generar empleo. Cuando una empresa extranjera decide establecerse en un país, crea puestos de trabajo directos e indirectos en diversos sectores de la economía, lo que ayuda a reducir la tasa de desempleo y a mejorar el bienestar de la población. Además, estas empresas suelen ofrecer salarios competitivos y oportunidades de capacitación, lo que contribuye a elevar el nivel de vida de los trabajadores y sus familias.

Otro beneficio importante de la IED es su impacto en la innovación y el desarrollo tecnológico.

Procesos de producción, y las prácticas de gestión

Un elemento que hace importante la entrada de IED, aparte de la introducción de nuevas tecnologías, es el procesos de producción y prácticas de gestión que mejoran la eficiencia y la calidad de los productos y servicios. Además, al establecer alianzas con empresas locales, se facilita la transferencia de conocimiento y la creación de redes de colaboración que impulsan la innovación en el país receptor.

La IED también puede jugar un papel crucial en la integración de los países en la economía global. Al atraer inversiones de empresas extranjeras, los países pueden diversificar su base productiva, aumentar su participación en el comercio internacional y acceder a nuevos mercados y oportunidades de negocio. Esto les permite aprovechar los beneficios de la globalización y fortalecer su posición en la economía mundial.

Para las naciones maximizar los beneficios de la IED, siempre es fundamental contar con un entorno favorable para los negocios que promueva la estabilidad política, seguridad jurídica y la transparencia institucional. Además, es importante desarrollar políticas y estrategias que fomenten la inclusión social, protejan el medio ambiente y promuevan el desarrollo sostenible.

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