Ana María Barceló directora del Coniaf y la avicultora Juana Beato
Ana María Barceló directora del Coniaf y la avicultora Juana Beato

La presencia femenina en la avicultura tiene una importancia vital en los 70 años que tiene la industria y en los que crece a pasos gigantescos, logrando posicionarse como el principal productor de la proteína más consumida por el pueblo dominicano.

La presencia femenina en la avicultura no es un fenómeno nuevo, ya que en el pasado trabajaban como auxiliares, ayudantes o desempeñaban tareas menores; ahora ya ocupan puestos de importancia en toda la cadena de producción.

Entre esas mujeres se encuentra la señora Ana María Barceló, que desde niña ha demostrado un amor incondicional por los animales, lo que la llevó a estudiar veterinaria.

Ana María declaró recodar que una vez llegó a tener en su casa 22 perros rescatados, un leopardo que le regalaron y se quedó con él por cuatro meses, un leoncito, una pitón y una boa, que luego terminaron en el zoológico.

Con esta pasión por los animales, ha logrado tener una larga trayectoria en el mundo agropecuario, al que ha contribuido con el desarrollo del sector avicultor.

Ana María Barceló presidente del Coniaf

La licenciada Ana María Barceló hoy en día es presidente del Consejo Nacional de  Investigación Agropecuaria y Forestal (Coniaf) que funge como órgano rector del sector agropecuario. En esta entidad se crean las principales políticas públicas, financiamiento de investigaciones en esta área.

Desde ahí la señora Barceló ha ayudado al desarrollo tecnológico y a la innovación del sector avicultor.

Aseguró que esta institución está compuesta por 50% de hombres y 50% de mujeres, que ocupan posiciones por sus capacidades, independientemente de su género.

Declaró que hay una significativa presencia femenina en la avicultura en las diferentes tareas que forman parte de toda la cadena de producción.

Algunas funciones que desarrollan las mujeres

«Muchas son las que cumplen con tareas básicas pero indispensables, como la clasificación de huevos, en la que se requiere delicadeza y capacidad de organización para preservar el producto, hasta las que dirigen granjas e intervienen en la comercialización y distribución tanto de huevos como pollos.

También resaltó la labor de las asesoras, médicos veterinarias y especialistas que se ocupan de contribuir a tener una producción de alta calidad y buen rendimiento, en todas las producciones avícolas.

Del mismo modo aseguró que la participación de la mujer en el sector avícola ha evolucionado al ritmo de los tiempos. “Desde siempre han participado en cada uno de los eslabones, y a medida que se han ido abriendo los campos de acción, hay espacio disponible para quienes tengan las condiciones para ocuparlo”.

“La participación de la mujer ha sido desde siempre. En los inicios la mujer tenía presencia en el área operativa, en manejo, alimentación, crianza, sanidad, pero hoy día las féminas están presentes en las áreas administrativas y técnicas”, dijo.

Esta conocedora del sector agropecuario aseguró: «En mi experiencia y parecer, en el sector avícola no existe la diferencia de género. Todos tenemos las mismas oportunidades”.

Avicultora Juana Beato

Al igual que Ana María pero en una posición más sencilla se encuentra Juana Beato, que ha dedicado 20 años de su vida al sector avícola, con la diferencia de que ella lo ha hecho desde una pequeña granja en Bonagua Cruz de Padre, en Moca, provincia Espaillat.

“Desde pequeña siempre trabajo en el campo, despegando maní, en los almacenes donde se guardaba la producción y también recogía café”, cuenta. Hasta que decidió aprender de avicultura: “Yo siempre estaba mirando y les preguntaba a los que sabían y continué asesorándome y así aprendí y seguí trabajando”.

Juana, con la ayuda Robert López, presidente de Agropecuaria Robmari, cría en dos pequeñas granjas que están junto a su casa, 4,500 pollos, los cuales los llevan cada dos meses, que es el tiempo que dura una producción.

Con la labor avícola que realizan esta mujer y su esposo han logrado criar cinco hijos, los cuales ya son mayores de edad, resaltó que a pesar del tiempo aún recuerda con dolor el accidente que le causó la muerte a uno de ellos.

Solo me siento bien cuando trabajo con mis aves

Con 63 años, está avicultora declaró que solo se siente bien cuando trabaja con sus aves.

«Me siento bien cuando estoy trabajando con ellas, porque después que te impones al trabajo cuando no lo haces estas incómodo».

Señaló que en este negocio no todo es ganancia porque a causa de la gripe aviar perdió 1492 pollos, “después de esto, cada vez que se me enferma alguna ave de inmediato la llevo al veterinario o llamo al señor Robert para que mande llamar al doctor”.

Aseguró que debido a una fuerte pérdida económica que tuvo a causa de esta enfermedad en sus aves ha tenido que esperar para continuar con una próxima parvada. “Perdiendo nadie llega a ninguna parte, por eso he tenido que esperar”.

Además de la avicultura, Juana Beato también se dedica a la cría cerdos, de los cuales tuvo que vender una gran cantidad por el miedo de que se los mataran a causa de la fiebre porcina. Ahora mismo solo tiene una cerda parida.

Así como, Silvia Sarante, Marimar Cabrera, Margarita de Cabrera, Juan Beato y Ana María Barceló ahí miles de mujeres que todos los días se levanta a dar lo mejor de sí para que la avicultura dominicana gresca a pasos firmes.  

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